Qué es el Happy Slapping

El término Happy Slapping hace referencia a: slap = abofetear o golpear + happy = feliz.  Pero lo cierto, es que de feliz y gracioso tiene bien poco, ya que se trata de una forma más de acoso a través de redes sociales. Y de un delito.

El fenómeno surgió en Londres a finales del año 2004 y se extendió al resto del mundo. Inicialmente, se trataba de grabar la reacción que tenía la gente cuando recibían una colleja de un extraño por la calle. Pero poco a poco las agresiones se convirtieron en palizas, cada vez con más violencia, y las consecuencias físicas y psicológicas para las víctimas más graves.

El objetivo de estas agresiones y su grabación es publicarlo en redes para ganar seguidores y Likes. Por ello, podemos afirmar que se trata de un fenómeno que une el acoso tradicional, en persona y cargado de componente violento, con el ciberacoso, al subirse a la red y compartirse haciéndolo viral.

Esta práctica ilegal se ha detectado sobre todo en adolescentes que buscan hacerse virales. Y aunque, a priori, el happy slapping puede dirigirse hacia cualquier tipo de persona, lo cierto es que sirve como excusa para atacar, entre otros colectivos, a las mujeres. Incitar, grabar y subir a Internet agresiones sexuales, físicas o verbales, se convierte en una práctica muy peligrosa que, además, aprovecha la posibilidad que ofrecen las plataformas digitales de subir contenido efímero que se borrará a las 24 horas. Sin embargo, la mayoría de estos contenidos vuelven a compartirse en otras plataformas que viralizan los vídeos (Tik-Tok, Instagram o Youtube) y donde las grabaciones sí son permanentes.

Cómo se lleva a cabo

El fenómeno Happy Slapping tiene una serie de características comunes:

    • Se trata de un acto planificado, y normalmente existe la intención previa de difundir el contenido de lo grabado.
    • No es necesario que víctima y agresor se conozcan, ni que sean de la misma edad, aunque quienes más reciben y comenten el delito son adolescentes.
    • Se sirve de la utilización de dispositivos tecnológicos como móviles, cámaras o tablet para poder grabar la agresión.
    • Se basa en una agresión de carácter físico, pero la difusión de la grabación permite que el daño psicológico persista y que la persona agredida no pueda evitar ser revictimizada una y otra vez.
    • Se lleva a cabo de manera colectiva, y la persona que filma las imágenes no tiene por qué participar directamente en la agresión física, pero su posterior difusión la convierte en responsable.

Acciones que constituyen más de un delito

En España, este fenómeno constituye un delito recogido en el Código Penal. Además, dependiendo de cada caso, podríamos estar hablando también de un delito de amenazas o un delito contra la integridad moral.

Actualmente, la grabación sin consentimiento y su posterior difusión está a la orden del día, pues no solo ocurre con las palizas o con actos que se producen en el ámbito público, sino también con conductas propias de la vida privada como por ejemplo las relaciones afectivas y sexuales consentidas y grabadas sin conocimiento de la víctima o incluso las agresiones sexuales. Esta conducta también es constitutiva de delito. En este caso, la grabación sin consentimiento de una relación sexual se encuentra castigada por el artículo 197 del Código Penal.

Consecuencias del Happy Slapping

Las consecuencias de happy slapping son devastadoras, ya que, como hemos dicho, la difusión de las imágenes hace que el daño persista. A los efectos físicos o psicológicos de la propia agresión se une la humillación pública que supone la viralización de las imágenes. La persona afectada, normalmente un o una menor, se expone a ser ridiculizada también en las redes, potenciando las consecuencias negativas de la agresión. La víctima se vuelve muy vulnerable y blanco de posibles nuevas agresiones.

Desde el punto de vista psicológico, este tipo de exposición en las redes sociales suele afectar la autoestima del niño/a y dañar su equilibrio emocional desencadenando episodios de depresión, ansiedad; trastornos del sueño, problemas académicos y de sociabilidad y en algunos casos, incluso puede llegar al suicidio.

Detectar y actuar contra el Happy Slapping

El primer paso para afrontar el happy slapping consiste en detectarlo, ya que las víctimas suelen ser reservadas por temor a nuevas represalias y a la actitud de las personas adultas de su entorno. Es importante prestar atención a las señales que pueden desvelar el problema: cambios en el estado de ánimo, en las rutinas básicas de sueño y de alimentación; en su relación con amistades, disminución del interés por salidas o actividades, cambios respecto al uso que hacían de la tecnología… pueden estar indicando que algo no va bien.

Ante este tipo de situación, es fundamental mantener una buena comunicación con el o la menor, hacer que sienta confianza para hablar sobre lo que le sucede, escuchar y mostrar interés por su situación y ofrecer seguridad. El siguiente paso será recurrir a los canales legales para solucionar el problema. Si el agresor acude al mismo colegio del niño/a, es importante informar al profesorado y órganos directivos para que tomen cartas en el asunto, y denunciar la agresión y su difusión, al tratarse como ya se ha dicho de un acto delictivo.  En el plano de la prevención se necesita una buena educación sobre qué es lo que se puede y lo que no en las redes sociales, así como educar en la construcción de relaciones interpersonales sanas para frenar el auge de delitos como estos.