Termina el curso… ¿terminará lo nuestro? Tal vez.

Llega junio, con sus días largos, los exámenes finales, las despedidas de pasillo y, para muchas parejas, el inicio de un nuevo dilema: ¿seguiremos viéndonos este verano o será tiempo de hacer otros planes?

Posiblemente esta época es la oportunidad perfecta para conocerse de otro modo: sin las rutinas del instituto, sin el grupo de clase como escenario, con tiempo para verse de manera más libre. “Ahora sí podremos hacer nuestros propios planes”, piensa uno de los protagonistas de esta historia. Él imagina tardes de parque, salidas a la piscina, conciertos al aire libre y videollamadas nocturnas para seguir compartiendo su día a día.

Para la otra parte, sin embargo, el verano suena distinto. Ella piensa que quizás es el momento de conocer a más gente, de tener su espacio y pensar en ella. Porque a veces, el cambio de etapa también invita a pensar en otras posibilidades, en amistades nuevas, en disfrutar sin depender tanto.

Ambas visiones son válidas. Ambos sentimientos son reales.

Y en medio de este dilema emocional, surge una necesidad fundamental: comunicar. Hablar con sinceridad sobre lo que cada cual desea, lo que le preocupa, lo que espera de la otra persona. Porque lo importante no es tanto si seguimos o no, sino cómo vivimos este momento de cambio. ¿Nos damos espacio o nos buscamos más? ¿Hablamos de lo que sentimos o evitamos la conversación?

Sea cual sea la decisión, lo más sano será expresarla, compartirla y respetarla. Porque crecer también es aprender a vivir estos finales y comienzos con honestidad y cuidado.

En definitiva, el verano es una oportunidad. Para seguir juntos de otra manera o para descubrirnos por separado. Pero siempre, disfrutando el presente y escuchando lo que realmente sentimos.