Las banderas rojas que no quiero ver (pero necesito ver)
Por una chica que se prometió no volver a ignorarse

A veces, cuando me gusta algún chico, me cuesta ver claro. Me dejo llevar por lo que imagino, por lo que me gustaría que fuera. Me convenzo de que, si soy paciente, si le entiendo, si le quiero “bien”, va a cambiar.

Y en ese proceso, hay señales que me están gritando “sal de aquí”, pero yo les bajo el volumen. Les pongo excusas. Me digo: “bueno, nadie es perfecto”, “está pasando por un mal momento”, “yo tampoco soy fácil”.

Pero no. Las banderas rojas existen por algo. Son esas actitudes, palabras o gestos que, aunque a veces parezcan pequeños, me están avisando de que esto no va bien. Que seguir por ahí puede doler. Mucho.

Por ejemplo:
🔴 Cuando invalida cómo me siento y me hace pensar que exagero.
🔴 Cuando se hace la víctima cada vez que le digo algo que no me gusta.
🔴 Cuando se aleja de repente y luego vuelve como si nada, para que yo me quede enganchada.
🔴 Cuando me llama “loca”, “intensa”, o “tóxica”, solo por querer claridad o cercanía.
🔴 Cuando habla mal de todas sus ex y siempre es él la víctima.
🔴 Cuando su familia o amigos no hablan bien de él… y no porque “no lo entiendan”, sino porque lo conocen.
🔴 Cuando trata mal a los demás, aunque conmigo sea amable (por ahora).
🔴 Cuando intenta aislarme de mis amigas o familia, sutilmente, como si solo él me entendiera.
🔴 Cuando actúa como si fuera mi salvador, como si yo necesitara que alguien me arregle.
🔴 Cuando dice estar enamorado antes de conocerme de verdad.

A veces las veo, pero no quiero hacerles caso. Me da miedo quedarme sola, perder lo que podría llegar a ser, o sentir que estoy renunciando a alguien “con potencial”.

Pero la verdad es que no estoy aquí para salvar a nadie, ni para construir una versión ideal de alguien que no existe. Estoy aquí para cuidar de mí.

Aprender a ver esas señales no es para volverme paranoica, sino para proteger mi paz, mi autoestima y mi futuro. Porque cuando dejo pasar una bandera roja, normalmente vienen más. Y porque merezco una relación donde pueda ser yo sin miedo, sin juegos, sin manipulación.

Ya no me quiero a medias. Y por eso, ya no voy a amar a alguien que me trata a medias.