Empecemos por definir el texting…

Es un fenómeno surgido en la sociedad digital. Se define como el abuso en el envío de mensajes de texto, a través de programas de mensajería instantánea en las Redes Sociales como WhatsApp, Telegram, Instagram, entre otros.

Los peligros del texting

    • Estar conectada todo el tiempo, hace que puedas desarrollar adicción a las tecnologías y a las redes sociales.
    • Si lo utilizas en horas lectivas, disminuirá mucho tu capacidad de atención y concentración.
    • Hay personas que pueden controlarte a través del “visto” o la última conexión.
    • En una relación tóxica de amistad o pareja, puede llevar a situaciones de acoso y abuso, situaciones que te puede llevar al aumento de ansiedad, baja autoestima, etc.
    • El uso del móvil por las noches, aumenta los trastornos de sueño en la adolescencia, con consecuencias graves sobre la salud física y mental (altos niveles de depresión).

Algunas recomendaciones para ponernos límites

    • Configura desde el móvil la eliminación del doble check o “visto” de las redes sociales o WhatsApp y la información de “última conexión”. Nadie debe usar esta herramienta para controlarte. De esta manera, tú tampoco verás esta información en las demás personas y hará que vivas con menos angustia la espera de las respuestas.
    • Normalicemos no contestar mensajes de manera instantánea, ya que no tenemos el móvil todo el tiempo en la mano.
    • Limita las horas de uso del móvil: por ejemplo, apagándolo o poniéndolo en modo avión mientras descansamos o desayunamos, comemos o cenamos.
    • Ten despertador analógico en la mesilla de noche, para no tener que usar el móvil de despertador y no tener cerca la tentación.
    • Intenta no usar el móvil durante las horas lectivas o cuando tengas una conversación cara a cara con alguien, para tener más capacidad de atención y concentración. Al mostrar respeto, nos resultará más fácil exigirlo en las demás personas.

Ponernos límites y ponérselos a las demás personas es la forma más sana de cuidarnos y de cuidar.


Maria Romeu Devís, Psicóloga Coleg. CV11482