Es la parcela de menor dimensión y está acotada espacialmente por la edificación. En ella, se dispone una frondosa olmeda (Ulmus minor), un referente de nuestros bosques primigenios para introducir naturaleza en esta parte de la ciudad y recuperar parte de nuestro paisaje ancestral, al tiempo que se disfruta de su grato frescor en verano y de la calidez de los rayos de sol en el invierno. Esta olmeda irá acompañada del Almez (Celtis australis) otro árbol autóctono que enriquece el paisaje, aumenta la biodiversidad y favorece el mantenimiento.
El carácter del arbolado seleccionado es mayoritariamente caducifolio para recrear un espacio singularizado por la percepción de los cambios de imagen y luz estacionales a lo largo del año, además de protegernos y refrescarnos frente a la potente radiación solar estival. (Ver secciones A-A' Verano y A-A' Invierno).
Sobre el terreno, el trazado de los recorridos se dispone de tal modo que se potencian las conexiones con la Parcela II (el parque). La disposición particular de un cedro (Cedrus deodora) en el eje de perspectiva de la calle San Francisco de Asís y un magnolio (Magnolia grandiflora) junto a la fuente y en el eje de perspectiva de la calle de Greses, contribuyen a caracterizar espacios y perspectivas.
Una fuente, la fuente del Diamante, centra la escenografía y da nombre al lugar, la plaza del Diamante. El espacio de la fuente es un lugar de referencia, además de proporcionar frescor y dinamismo a la plaza.