Querida hija,

Quiero contarte una historia. Una que tal vez te ayude a entender lo que siento cuando te hablo sobre la importancia de cuidarte en una relación. Esta historia es sobre mí, cuando tenía más o menos tu edad y me enamoré por primera vez.

Recuerdo que todo era nuevo y emocionante. La primera vez que sentí esas mariposas en el estómago, no podía pensar en otra cosa más que en esa persona. Tal vez te suene familiar, ¿verdad? Pero entre toda esa emoción, había muchas cosas que no entendía del todo. Tenía amigos y amigas que hablaban sobre las relaciones, y algunos decían que usar preservativo no era importante, que interrumpía el momento. Así que había mucha presión para evitarlo, algo que, tristemente, parece que no ha cambiado demasiado con los años.

En esa época no hablábamos tanto sobre el tema como lo hacemos hoy. Nadie me explicó claramente lo que significaba cuidarme. Cuidarse no solo es protegerse del embarazo, es también evitar enfermedades que podrían cambiarte la vida para siempre. Infecciones que no siempre presentan síntomas, pero que pueden hacerte daño. Y, créeme, esas cosas no le pasan solo «a otras personas». También me costó entender que el autocuidado era una responsabilidad compartida en la pareja, no solo de una de las partes. Alguien que te quiere, te cuida.

Hubo un momento en el que, como tantas chicas de mi edad, tuve que tomar una decisión importante. Sabía que me gustaba mucho esa persona, pero también sabía que mi salud y mi bienestar futuro eran fundamentales. Me acuerdo que el miedo de quedar embarazada sin planearlo me rondaba la cabeza. No sabía cómo afectaría mi vida, mis estudios, mis sueños. Era una sensación confusa, porque a veces el amor y el miedo se mezclan de una manera complicada.

Te cuento todo esto no para asustarte, sino para ayudarte a entender que hay decisiones en la vida que requieren responsabilidad, incluso cuando todo parece divertido y espontáneo. El preservativo es una herramienta, no un enemigo del amor. Protege, no solo de un embarazo no deseado, sino de enfermedades de transmisión sexual que, en algunos casos, pueden ser peligrosas y permanentes. Además, recuerda siempre que cuidar de tu salud es también cuidar de tu pareja, y si alguien realmente te quiere, entenderá y apoyará tu decisión de protegerte.

En mi caso, no fue fácil al principio. Había muchas opiniones alrededor y, aunque confiaba en mi pareja, había momentos en que me sentía insegura. Pero con el tiempo, me di cuenta de que poner límites y protegerme era un acto de amor hacia mí misma. Y eso es algo que quiero que tengas siempre presente: amarte y respetarte es la base para que cualquier relación sea saludable y feliz.

Como madre que alguna vez fue una adolescente enamorada, deseo que no te sientas presionada a tomar decisiones, que siempre tienes el derecho de exigir respeto por tu salud y bienestar. Y si alguna vez sientes que no sabes qué hacer o te sientes confundida, no dudes en hablar conmigo o con alguien en quien confíes.

Y recuerda, amar a alguien no significa olvidarse de una misma. Cuídate, porque tu salud y tu futuro son los mayores regalos que te puedes dar.

Con todo mi cariño,

Mamá